Todos hemos visto en alguna ocasión unas zapatillas de deporte colgando de un cable de la luz y nos hemos preguntado el por qué y el quién.

Foto: Mauricio Peña
Shoe tosshing, así es como se llama esta ‘moda’ que ya tiene unos años. Shoe tossing (zapato colgante) o shoe Fitti (mezcla de zapato y grafitti), ambos términos hacen referencia a este fenómeno mundial, una moda urbana que también se ha instalado en León.
En el caso de shoefitti el término se refiere más a un tema artístico, porque en algunos lugares cuelgan multitud de zapatillas juntas y también hay quien lo interpreta como una expresión artística de rebeldía e inconformismo por parte de la juventud, como si se tratara de una muestra de arte callejero.
Si bien el origen de esta peculiar forma de expresión está en los barrios marginales de las grandes ciudades estadounidenses, cuyos jóvenes a modo de protesta colgaban sus zapatillas de los cables de la luz.
Sin embargo, a raíz de su expansión mundial, las razones tomaron otros matices y se multiplicaron exponencialmente y ahora abarcan desde lo más inocente hasta lo más siniestro.
Hay bandas callejeras que tratan de delimitar su territorio, pueden ser indicativos de dónde se vende droga, puede servir para señalar una casa ‘robable’ o que está ocupada y hasta un aviso entre policía y pandillas para que se respeten los límites e incluso donde se ha cometido un asesinato.
Otros motivos menos delictivos son algunos que celebran que han perdido la virginidad deshaciéndose de su calzado, otros porque les parece bonito, o para hacerse una foro a modo de recuerdo de su paso por ahí.
En Australia hay una calle llena de zapatos colgando de los cables porque se ha convertido en una costumbre para cada vez que se deja un trabajo.
Y la más castiza es por hacer una gracia a un amigo, obligándole a peregrinar descalzo a su casa.