No toda la comida que lleva el apellido lujo proviene de productos impensables. A veces lo más cotidiano es lo más caro, eso sí, el motivo suele ser porque su producción es muy costosa y por eso es difícil de conseguir a un precio moderado. Aquí mostramos algunos ejemplos que jamás imaginarías.
Pensando en alimentos ricos y caros se nos viene a la mente un sinfín de productos, desde un vino añejo, o un champagne o algún plato elaborado por algún chef de fama mundial. Lo que no imaginamos es que productos tan sencillos y comunes al gusto como los que describimos puedan ser tan caros. No sin quitarle importancia a la trufa blanca, el buey de Kobe, el de verdad, o el caviar, estos otros alimentos sorprenden por su cotidianeidad. Aquí alguno de ellos:
El queso pule es un queso hecho con leche de burra de una especie en extinción proveniente de los Balcanes. Para conseguir un kilo de queso se necesita ordeñar 25 litros de esta leche, proveniente solamente de quince burras. El máximo que consiguen producir son 90 kilos de queso al año. Por eso, cuesta alrededor de 979 euros el kilo.
Sandía densuke. La sandía es una de las frutas que más se consumen en verano, por su sabor y por lo refrescante que resulta en momentos de calor. Pero esta san- día en concreto es especial, no sólo por su increible precio, que está entre 300 € y 4.000 € el kilo, sino porque sólo crece en la isla de Hokkaido y se recolectan un total de diez mil unidades al año. Su aspecto es negra y lisa por fuera y más rosada por dentro y su sabor es más dulce que la que acostumbramos a comer.
Melón rey Yubari. En Hokkaido parece que la fruta les gusta. Yubari, una isla de Hokaido crearon en 1961 un cruce de frutos que guardan median- te semillas en cámaras y solamente hay suficientes para 150 agricultores, que son los responsables de cultivar estos melones. Lo hacen en invernaderos especiales con tuberías de agua caliente que tienen enterradas en los terrenos y favorece la temperatura para que esta fruta crezca, con una esperanza de vida sólo de 72 horas. Aunque la media está en 6.000 € el kilo, se han llegado a pagar hasta 17.000 €.
Setas matsusake. Muy conocida pero pocos han probado la auténtica, que crece exclusivamente a los pies del pino rojo japonés. Cuanto más viejo es el pino más aroma desprende este hongo. Son difíciles de cosechar y se producen menos de mil toneladas al año. Su precio está sobre los 1.800 Euros el kilo.
Cacao To’Ak. Se elabora con cacao Arriba, un producto de élite procedente de los árboles centenarios de Piedra del Plata, en Ecuador. Todo su proceso es manual y no contiene manteca. Una tableta de cincuenta gramos puede costar alre-
dedor de los 200 €.
Café de civeta o kopi luwak. Está compuesto por granos de café que comen las civetas (animales familiares de las jinetas) y, tras ser expulsados por las heces de estos animales, son recolectados por lugareños de Filipinas, Indonesia y Vietnam principalmente quienes los venden a los distribuidores. Estos lavan los granos, los tuestan y comercializan. Esta variedad ronda los 400 € el kilo.
Patata bonnotte. Uno de los alimentos más comunes y económicos que existe en el mercado gastronómico es la patata. Bien, la variedad bonnotte sólo se siembra el día de la Candelaria en Norimoutier, una isla francesa, y se recoge a mano tres meses más tarde. Esto es lo que justifica su precio ya que no superan las
100 toneladas. Su tamaño es pequeño y saben saladas porque se fertilizan con algas. Su precio puede alcanzar los 2.000 euros el kilo.