Consume con moderación. Así rezaba el lema del Día Mundial del Medio Ambiente. Y qué mejor manera que hacerlo desde el hogar con una casa pasiva.
Aunque todavía suena raro escuchar la expresión tengo una “casa pasiva” cada vez son más las personas que se animan a vivir en una casa ecológica y sostenible. Y es que a la gente que le preocupa el medio ambiente, empiezan por mejorar su forma de vida desde lo que más aprecian.
Lo mejor de este tipo de casas es que no solamente es mejor para el medioambiente sino que el consumo en un hogar de estas características es muchísimo menor, incluso nulo, ya que su diseño ha sido desarrollado de manera eficiente e inteligente y se puede llegar a economizar mucho en las facturas.
La sensación de vivir en un espacio con el adecuado nivel de temperatura y humedad, envuelto en materiales naturales libres de químicos y recibiendo la energía del sol en la justa medida para lograr un conjunto armónico, que solo puede experimentarse en el interior de una casa pasiva.
Una casa pasiva es en definitiva, un tipo de casa en la que se utilizan los recursos de la arquitectura bioclimática, cuyo consumo energético es muy bajo y que ofrecen durante todo el año una temperatura ambiente adecuada sin que sea necesario el uso de calefacción convencional.
Y aunque muchos crean que no se puede tener una casa pasiva en cualquier clima, no es cierto, porque se aprovechan los recursos naturales para sacar el mayor rendimiento tanto al calor como al frío. No importa que sea desierto, costa o montaña.