Si estás deprimido, estresado, si tienes ansiedad o necesitas apaciguar el miedo o la rabia sólo tienes que hacerte con una caja de crayones, rotuladores o unos lápices de colores y emocionarte con el apasionante mundo de los mandalas.
Los psicólogos han descubierto que colorear mandalas no sólo es bueno para tranquilizar el alma, sino que libera energía y supone una vuelta a la infancia residual que permanece en nosotros.
Rellenando los blancos de un mandala con colores se activan todos los tonos en nuestro cuerpo energético o chakras y se alimenta la energía con la vibración de dichos colores.
Lo que antes era un “respira hondo y cuenta hasta diez” se ha traducido en un “cógete un libro y colorea”.